viernes, 26 de octubre de 2012

Caos

Caos. Estos últimos meses y semanas han sido un caos, tanto en mi cabeza como en mi vida. Creo que esa es una buena palabra para definir todo lo que ha estado sucediendo. Aunque creo que junto al caos también ha habido solución y se han abierto nuevos caminos. A pesar de todo creo que estoy en una etapa que tenía que llegar de cualquier manera, era necesaria para mí. Lo es. Decidí encarar un problema que me viene acompañando durante mucho tiempo, creo que lo comenté por aquí en una entrada anterior. Las náuseas, las terribles náuseas. Hasta les escribí una carta aconsejado por mi psicólogo actual. Fue una buena sugerencia porque siento que por primera vez pude vomitar todo lo que sentía, lo miserable y triste que me hacen sentir.

En realidad ha sido duro darme cuenta y aceptar que tengo un problema con el estrés y la ansiedad. Aunque pensándolo bien más dur ha sido aceptar que algo no anda bien conmigo mismo, con mi vida. Pero también ha sido el momento perfecto para buscar soluciones. Tuve que retirarme de un curso, renunciar a hacer mi proyecto de tesis porque no me siento en las condiciones para hacerlo. Me alegra haber tenido el apoyo de mis profesores. Me alegra que se hayan dado el tiempo no solo de escucharme sino también de aconsejarme, de hablarme quitándose por un rato la careta de profesores. Y es ahí donde me di cuenta de cuanto necesitaba ser escuchado, de que entiendan cómo me siento. Tuve que ver a un psiquiatra que me recomendó tomar pastillas. Sin embargo he decidido afrontar este problema de raíz y conversar con un psicólogo. Con él estoy descubriendo cosas nuevas; las cargas que todavía tengo sobre mí, la necesidad de sacarme la armadura. He confirmado que los problemas actuales son la acumulación de procesos pasados que creí que había superado pero que todavía siguen siendo algo dolorosos

Yo creé una armadura que me sirvió para protegerme del dolor de sentirme solo hace unos años, cuando mi madre se fue de viaje durante cinco años y mi padre trabajaba fuera de la ciudad. Me quedé con mis hermanos, quienes no me hicieron mucha compañia. Cuando pienso en esa etapa siento miedo, desesperación, dolor, tristeza; es decir, los mismos sentimientos que tenía en ese momento. Pienso que no quiere volver a pasar por lo mismo pero también de que debo superarlo. Si bien la armadura me fue funcional en ese momento y me sirvió para pasar piola como dicen, para aguantar todo ahora ya no me sirve, es más, me estorba. Sólo que no sé cómo quitármela. Se ha fundido con mi personalidad, se ha vuelto parte de mí y no quiero. Me volví duro, tratando de dar una imagen de mí mismo como frio, fuerte y poco afectivo. Demostrar mis sentimientos no era una opción para mí. Es más estaba prohibido para mí. Me aisle del resto del mundo, de las personas que me querían. Mis relaciones sociales disminuyeron. Cómo me cuesta ahora relacionarme con el resto, cómo me pesa no poder ser demostrativo cuando quiero serlo. Cómo me cuesta comunicarme, ser entendido. Siento como si tuviera una camisa de fuerza que no quiero tener más. Me volví un esclavo de mí mismo. Y ahora más que nunca busco liberarme, ser otra persona. Ser realmente quien yo quiero ser, no lo que la gente quiere ver o está acostumbrada a ver. Creo que no me conocen realmente y quiero que lo hagan. El camino es largo pero creo que están las condiciones para que el cambio suceda. Apuesto por él y por mí. 

jueves, 12 de enero de 2012

Me acordé que tenía blog

Demonios, siempre me pasa lo mismo. Dejo tirados mis blogs, me olvido completamente de ellos y no soy constante. La verdad es que desde la última vez que escribí contando sobre mi salud las cosas han sido bastante irregulares. No sé qué está sucediendo conmigo, no sé qué culpas estoy pagando, no sé nada de nada. En todo este tiempo ha habido días en los que he sentido que ya no podía más, me sentía atado de manos, sin salida. Simplemente no sabía qué demonios hacer. Me pregunto por qué suceden estas cosas y no encuentro ninguna respuesta. Las cosas han estado feas en mi interior, sí, es un problema que se encuentra dentro de mí y tengo que solucionarlo. He decidido empoderarme, mirar hacia adelante, adoptar otra actitud...En el fondo yo sé cuál es la raíz de todos mis males y estoy dispuesto a dar la cara y enfrentarme con lo que tenga que enfrentarme para sentirme bien. 

Conté que me había metido a clases de natación hace un tiempo. Pues realmente ha sido una de las mejores decisiones que he podido tomar en toda mi vida. Es un deporte fascinante, relajante y muy bueno. Me gusta bastante nadar, bracear y olvidarme de mis problemas, de mis preocupaciones. Cada vez que nado lo hago con una fuerza como si quisiera demostrar que yo soy más grande y fuerte que todo lo que está a mi alrededor. Finalmente creo que se trata de eso, de darse cuenta de que uno es más grande que sus problemas, más fuerte. Además en todo este tiempo me he topado con personas con historias muy fuertes que me han llevado a cuestionar mis propias quejas sobre lo que me pasa. Es decir, muchas veces me he preguntado y me pregunto si es que yo no me estoy lamentando demasiado cuando ahi afuera hay mucha gente que sufre por cosas peores. En fin, la vida es así y creo que lo bueno es darse cuenta de las cosas. 
Este año nuevo he hecho muchas promesas, me he planteado muchas metas y claro, una de ellas es volver a tener el control sobre mi vida y mis emociones. Lo fascinante de todo es que siento que estoy en un viaje donde voy descubriéndome; hasta para mí mismo soy un enigma.