martes, 4 de enero de 2022

Nuevo año

Dicen que los nuevos años traen nuevos comienzos. He elegido creer en eso, en que las cosas pueden cambiar para bien, pero claro que eso no sucederá por arte de magia ni vendrá del aire. Yo también debo cambiar, quiero cambiar de perspectiva. Últimamente he estado muy pesimista y creo que tiene que ver con mi insatisfacción en el trabajo. Por eso lo que más deseo es cambiar de trabajo. Necesito un nuevo espacio en el que sienta que me puedo desarrollar en lo que yo quiero, en lo que me gusta. Un espacio donde se respeten los horarios y sobre todo, me reconozcan beneficios. Me molesta tener que seguir en un trabajo solo porque necesito el dinero. Ya sé que parezco un quejón o renegón, pero es como me siento en realidad. En fin, solo espero que las cosas puedan cambiar pronto. Necesito dejar de sentirme desorientado. 

Bueno, en otras noticias, ayer me pusieron la tercera dosis de la vacuna contra el Covid, lo que me deja más tranquilo. Solo he tenido dolor en el brazo y un poco de dolor de cabeza. Pero en general todo bien. Mi mamá ya tiene su tercera dosis también. Espero que poco a poco vayamos saliendo de toda esta pesadilla que comenzó en el 2019 y, sobre todo, espero que hayamos sacado algún aprendizaje de todo esto.

lunes, 6 de diciembre de 2021

Límites

Ayer domingo recibí una llamada de mi jefe a las 9:30pm. No me sorprendió. Es usual que escriba o llame fuera del horario laboral, a las horas en las que él considera que uno debe darle explicaciones o ayudarlo a resolver algunas dudas. Debo decir, eso sí, que a mí casi nunca me escribe directamente, muchas veces sus pedidos llegan a través de mi otro jefe o de mi coordinadora. Pero sucede que a partir de hoy, dado que mi coordinadora está de vacaciones, yo me he quedado a cargo. Entonces supongo que eso lo llevó a pensar que yo podía resolver sus dudas. También porque las dudas estaban relacionadas a un proyecto que yo estuve liderando hace poco. En realidad se ha armado todo un escándalo -innecesario en mi opinión- que ya no viene al caso recordar. Solo queda esperar que las cosas se solucionen de la mejor manera posible.

Quería tomar este episodio como excusa para hablar de los límites que a veces deberíamos establecer con ciertas personas. A pesar de que suene como una tarea sencilla -es decir, qué tan difícil podría ser trazar líneas imaginarias con algunas personas y determinar hasta dónde pueden llegar o no- no lo es. A muchos, incluyéndome, nos resulta muy complicado decir NO o marcar el propio territorio. Muchas veces terminamos cediendo o aceptando cosas que no nos gustan solamente porque queremos evitar el conflicto, o no queremos que la otra persona se sienta mal o piense mal de nosotros. Es mi caso y estoy tratando de encontrar la manera de poder hacer eso, porque siento que lo necesito y me evitaría ansiedades y preocupaciones. 

Ayer, después de recibir la llamada de mi jefe, me quedé pensando en cómo podría hacer para establecer límites con él y, en general, con cualquier persona. Los límites precisamente sirven para defendernos y cuidar nuestra salud mental. Esto no quiere decir que andemos a la defensiva frente a todo el mundo, pero sí que tengamos claro hasta dónde podemos tolerar ciertas cosas o a quiénes. Es parte del crecimiento personal y del valor que nos damos a nosotros mismos, porque finalmente estamos tratando de cuidarnos. En ese proceso estoy y seguiré.

viernes, 3 de diciembre de 2021

Ejercicios

Desde hace más o menos tres meses vengo haciendo ejercicios con un amigo y una entrenadora. En realidad, fue él quien me pasó la voz para comenzar a hacer ejercicios juntos, porque le había pagado a una entrenadora y si conseguía a una persona más podía hacernos un descuento. De hecho, él ya había entrenado con ella unos meses el año pasado y me dijo que era muy buena. Y lo es. En cada sesión nos hace trabajar bastante y al terminar siento que realmente he hecho ejercicios. 

Recuerdo que en la primera clase yo estaba algo confiado en que iba a poder hacer los ejercicios sin ninguna dificultad, porque ya venía entrenando (con máquinas) en mi casa. Sin embargo, sucedió todo lo contrario. Estos ejercicios eran diferentes porque, principalmente, involucraban el uso de todo el cuerpo. La primera media hora pude manejarla bien, pero ya para la segunda sentía que me estaba muriendo. Incluso me sentí mareado y tuve que sentarme por un rato. Después de unos minutos, en los que aproveché para hidratarme, pude continuar con la rutina.

Ahora, han pasado tres meses y ya siento que tengo más resistencia y fuerza. También he notado cambios en mi cuerpo y eso me anima a seguir entrenando. Pero, más allá de los cambios físicos que acabo de mencionar, quiero rescatar el hecho de hacer ejercicios y entrenar por el hecho de que también me ha permitido calmar mi ansiedad. Es decir, me di cuenta de que cada vez que hago ejercicios es como si mi mente se pusiera en pausa y solo pienso en lo que estoy haciendo en ese momento. A pesar de que esto lo haya leído muchas veces en internet o incluso me lo hayan dicho, no había tenido la oportunidad de comprobarlo. Quizás se deba al tipo de ejercicios o al espacio en el que hacemos los ejercicios. Cuando iba al gimnasio y hacía ejercicios con máquinas no sentía tanto eso, no sentía que me concentrara tanto probablemente porque tenía el ruido de las máquinas, la música del mismo lugar y las conversaciones de toda la gente. En cambio, estos ejercicios los hacemos al aire libre, en un parque. Entonces eso también debe influir.

En fin, quería hacer esta entrada para resaltar los beneficios o lo positivo que he encontrado en la práctica de estos ejercicios. Debo decir que el hecho de estar haciendo trabajo remoto también me ha permitido aprovechar mejor esas horas que, en otras circunstancias, estaría usando en el transporte público mientras voy a mi trabajo. Así que no estaría mal que alguien más se animara a hacer ejercicio y descubrir, como yo, los beneficios que puede aportar.


jueves, 2 de diciembre de 2021

Estoy aquí

Sí. Sigo viviendo y como dice el título de esta entrada, estoy aquí. Después de 7 años estoy aquí. Es muy loco darse cuenta de que el tiempo puede pasar muy rápido, aunque también creo que es algo de lo que somos conscientes cada día. Siempre estamos diciendo que el día, la semana o el año (justo ahora que estamos por terminar uno) han pasado rápido. Justo hace un rato estuve revisando las entradas de este blog y no podía creer -y aún no lo creo- que hayan pasado diez años y un poco más desde la primera entrada. Sin embargo, debo decir que este blog tiene más años. De hecho, esta versión actual tiene diez años y algo más, pero en realidad el blog fue creado, diría yo, hace trece años. Fue en el 2008 cuando una gran amiga de la universidad, con la que hace unos años no converso, y yo decidimos crear un blog que se llamara "Habla, ¿vas?". Ya no recuerdo en qué contexto nació el nombre ni la idea, pero supongo que en ese momento ambos teníamos la necesidad de expresarnos de alguna manera y en ese momento los blogs estaban en su máximo esplendor. Lo que sí recuerdo es que en ese momento yo escribía bastante, tenía diarios y libretas donde anotaba cosas, trataba de expresar cómo me sentía y hasta escribía poemas (o hacía mi mejor intento). En ese momento me gustaba un chico con el que no había cruzado ninguna palabra porque no me lo habían presentado, y mi vida se reducía a imaginar qué diría o haría cuando lo conociera y a torturarme leyendo las Cartas a Antonio, de César Moro. 

Así que creo que con mi amiga mantuvimos el blog en su versión anterior un año o un poco más y luego, cuando ella dejó la universidad y se fue del país, yo decidí mantenerlo y cambiarle un poco la imagen. Convertirlo en algo así como un diario virtual y contar mi paso por la universidad, con algunas entradas que también reflejaran cómo me sentía y cómo lidiaba con la ansiedad. Por suerte logré superar el malestar físico que me causaba la ansiedad, pero no la ansiedad en sí. Esa todavía se mantiene, aunque ha disminuido con el paso de los años.

En fin, a lo que voy es que han pasado muchos años (y cosas) desde la última vez que escribí una entrada aquí y estoy contento de haber recuperado mi correo. Si estoy aquí de nuevo es porque siento la necesidad de volver a escribir, de contar cosas, de tener control sobre cómo me siento y elegir la manera de expresarlo. Leyendo mis entradas de hace más de diez años me he dado cuenta de cómo he ido cambiando y también de cosas que me gustaban y he ido dejando. Empecé con 21 años y ahora tengo 32. He recorrido bastante camino. Intentaré dar cuenta de lo recorrido en algunas entradas y reflexionar al respecto, pero también hablaré del presente y de cómo me siento, cómo pienso, para que luego de un tiempo cuando vuelva a leer lo que escribí pueda recoger algunas lecciones. Tal y como me ha sucedido hoy. 


domingo, 27 de abril de 2014

Retorno

Hace como un año y medio que no escribo. La verdad es que ya no sé cuántos espacios como este he tenido, da igual, siempre termino abandonándolos un tiempo. Siento una necesidad muy grande de volver a escribir, de hacer lo mismo que hace mucho tiempo. Mis hábitos cambiaron, muchas veces para mal. Pero no piensen en cosas malas, tan solo es que me pegué mucho a la tecnología y eso te distrae. Antes tenía un diario personal, escrito a mano, pero a veces cansa escribir y la cuestión no es tan fluida. Lo bueno de un blog electrónico, por así decirlo, es que te permite ser un poco más rápido y fluido. En fin, igual ambos ayudan a que uno se libere.

A ver, en este tiempo han pasado varias cosas interesantes. He recuperado mi salud, la ansiedad y las náuseas por fin se fueron. Siento que mi vida ha dado un giro espectacular aunque me faltan solucionar varias otras cosas. Pero eso se hace poco a poco, con paciencia y fuerza de voluntad, que reconozco que a veces me abandonan. Sobre todo la última. Ahora me encuentro escribiendo mi tesis, ese documento que representa un paso más hacia otra etapa de mi vida y espero hacerlo bien. A veces soy muy inseguro pero creo poco a poco estoy avanzando.

viernes, 26 de octubre de 2012

Caos

Caos. Estos últimos meses y semanas han sido un caos, tanto en mi cabeza como en mi vida. Creo que esa es una buena palabra para definir todo lo que ha estado sucediendo. Aunque creo que junto al caos también ha habido solución y se han abierto nuevos caminos. A pesar de todo creo que estoy en una etapa que tenía que llegar de cualquier manera, era necesaria para mí. Lo es. Decidí encarar un problema que me viene acompañando durante mucho tiempo, creo que lo comenté por aquí en una entrada anterior. Las náuseas, las terribles náuseas. Hasta les escribí una carta aconsejado por mi psicólogo actual. Fue una buena sugerencia porque siento que por primera vez pude vomitar todo lo que sentía, lo miserable y triste que me hacen sentir.

En realidad ha sido duro darme cuenta y aceptar que tengo un problema con el estrés y la ansiedad. Aunque pensándolo bien más dur ha sido aceptar que algo no anda bien conmigo mismo, con mi vida. Pero también ha sido el momento perfecto para buscar soluciones. Tuve que retirarme de un curso, renunciar a hacer mi proyecto de tesis porque no me siento en las condiciones para hacerlo. Me alegra haber tenido el apoyo de mis profesores. Me alegra que se hayan dado el tiempo no solo de escucharme sino también de aconsejarme, de hablarme quitándose por un rato la careta de profesores. Y es ahí donde me di cuenta de cuanto necesitaba ser escuchado, de que entiendan cómo me siento. Tuve que ver a un psiquiatra que me recomendó tomar pastillas. Sin embargo he decidido afrontar este problema de raíz y conversar con un psicólogo. Con él estoy descubriendo cosas nuevas; las cargas que todavía tengo sobre mí, la necesidad de sacarme la armadura. He confirmado que los problemas actuales son la acumulación de procesos pasados que creí que había superado pero que todavía siguen siendo algo dolorosos

Yo creé una armadura que me sirvió para protegerme del dolor de sentirme solo hace unos años, cuando mi madre se fue de viaje durante cinco años y mi padre trabajaba fuera de la ciudad. Me quedé con mis hermanos, quienes no me hicieron mucha compañia. Cuando pienso en esa etapa siento miedo, desesperación, dolor, tristeza; es decir, los mismos sentimientos que tenía en ese momento. Pienso que no quiere volver a pasar por lo mismo pero también de que debo superarlo. Si bien la armadura me fue funcional en ese momento y me sirvió para pasar piola como dicen, para aguantar todo ahora ya no me sirve, es más, me estorba. Sólo que no sé cómo quitármela. Se ha fundido con mi personalidad, se ha vuelto parte de mí y no quiero. Me volví duro, tratando de dar una imagen de mí mismo como frio, fuerte y poco afectivo. Demostrar mis sentimientos no era una opción para mí. Es más estaba prohibido para mí. Me aisle del resto del mundo, de las personas que me querían. Mis relaciones sociales disminuyeron. Cómo me cuesta ahora relacionarme con el resto, cómo me pesa no poder ser demostrativo cuando quiero serlo. Cómo me cuesta comunicarme, ser entendido. Siento como si tuviera una camisa de fuerza que no quiero tener más. Me volví un esclavo de mí mismo. Y ahora más que nunca busco liberarme, ser otra persona. Ser realmente quien yo quiero ser, no lo que la gente quiere ver o está acostumbrada a ver. Creo que no me conocen realmente y quiero que lo hagan. El camino es largo pero creo que están las condiciones para que el cambio suceda. Apuesto por él y por mí. 

jueves, 12 de enero de 2012

Me acordé que tenía blog

Demonios, siempre me pasa lo mismo. Dejo tirados mis blogs, me olvido completamente de ellos y no soy constante. La verdad es que desde la última vez que escribí contando sobre mi salud las cosas han sido bastante irregulares. No sé qué está sucediendo conmigo, no sé qué culpas estoy pagando, no sé nada de nada. En todo este tiempo ha habido días en los que he sentido que ya no podía más, me sentía atado de manos, sin salida. Simplemente no sabía qué demonios hacer. Me pregunto por qué suceden estas cosas y no encuentro ninguna respuesta. Las cosas han estado feas en mi interior, sí, es un problema que se encuentra dentro de mí y tengo que solucionarlo. He decidido empoderarme, mirar hacia adelante, adoptar otra actitud...En el fondo yo sé cuál es la raíz de todos mis males y estoy dispuesto a dar la cara y enfrentarme con lo que tenga que enfrentarme para sentirme bien. 

Conté que me había metido a clases de natación hace un tiempo. Pues realmente ha sido una de las mejores decisiones que he podido tomar en toda mi vida. Es un deporte fascinante, relajante y muy bueno. Me gusta bastante nadar, bracear y olvidarme de mis problemas, de mis preocupaciones. Cada vez que nado lo hago con una fuerza como si quisiera demostrar que yo soy más grande y fuerte que todo lo que está a mi alrededor. Finalmente creo que se trata de eso, de darse cuenta de que uno es más grande que sus problemas, más fuerte. Además en todo este tiempo me he topado con personas con historias muy fuertes que me han llevado a cuestionar mis propias quejas sobre lo que me pasa. Es decir, muchas veces me he preguntado y me pregunto si es que yo no me estoy lamentando demasiado cuando ahi afuera hay mucha gente que sufre por cosas peores. En fin, la vida es así y creo que lo bueno es darse cuenta de las cosas. 
Este año nuevo he hecho muchas promesas, me he planteado muchas metas y claro, una de ellas es volver a tener el control sobre mi vida y mis emociones. Lo fascinante de todo es que siento que estoy en un viaje donde voy descubriéndome; hasta para mí mismo soy un enigma.