Ayer, después de algún tiempo, salí con dos buenas amigas de la universidad. Como de costumbre me tocó esperar y esperar, porque supongo que tengo una especie de mala suerte con las citas que provoca que siempre tenga que esperar. En un momento tomé conciencia de lo terrible que es no tener un celular contigo cuando suceden estas cosas. Y me di cuenta de que por más que no lo quiera mucho, tendré que comprarme uno (me asaltaron hace como dos semanas). Pero finalmente una de mis amigas apareció justo en el momento en el que yo estaba desesperado y no sabía qué hacer.
Nos pusimos a conversar y actualizarnos un poco, y es tonto porque estudiamos la misma carrera y no sé por qué no nos vemos mucho. O al menos el ciclo pasado no recuerdo haberla visto más de dos veces. Me interesaba preguntarle cómo le estaba yendo en su nuevo cargo en la revista de la especialidad que comparte con otra compañera. Y tal y como me lo imaginaba las cosas no marchan bien.
No marchan bien porque hay un conflicto de intereses, de ideas, de caracteres y es algo incómodo para ella y para todos los que trabajan en esa revista. Y bueno, como dije, me imaginaba esto porque sé que nuestra amiga tiene un carácter difícil.
En realidad toda nuestra conversación me llevó a pensar nuevamente en lo difícil que a veces puede resultar lidiar con las personas. Y esa es una buena oportunidad también para hacer análisis de uno mismo, poder conocerse un poco más quizás. ¿Por qué algunas personas siempre quieren tener la razón?¿Por qué algunas personas confunden el hablar claro y directo con el herir a los demás, siendo duras y autoritarias en sus comentarios?¿Por qué nadie puede ceder?
Esas preguntas siempre rondan mi cabeza, y a veces me siento mal porque me doy cuenta que muchas veces he caído en eso, incluso con mi propia familia. No sé por qué razón hería a los demás con mis comentarios, no sé por qué asociaba la franqueza con la dureza. Ahora prefiero escuchar más, debatir de una manera más tranquila y tratar de enriquecerme con las opiniones de otros. Espero no volver a perder la orientación nunca más.
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